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sábado, 13 de marzo de 2010

VIAJE A LA VIEJA LEMURIA – HAWAII 14.03.2010

Para los que desconocen esta parte de la historia, se dice que las islas de Hawaii son los picos más altos del continente de Lemuria, que quedó sumergido bajo el agua, pero Hawaii es lo que ha quedado en la superficie.

Debido a ello el Guía Maestro Kirael ha venido al planeta para hacer aflorar de nuevo la anti-gua sabiduría lemuriana, como así también las costumbres, su arte de sanación, su numerología, junto con muchas otras cosas y desde hace alrededor del 1980 su médium, Kahu Fred Sterling, ha comenzado a hacer surgir este conocimiento, saliendo con su primer libro “El Gran Cambio” en el 1998.

El Maestro Kirael, por medio de Kahu Fred, también le brinda a los que llaman “Los Buscado-res de la Verdad” la posibilidad de una lectura de las cartas de Profecía Lemuriana por medio del hijo de Kahu Fred, Rick Sterling, el cual canaliza la información a través del Canciller de Lemuria y brinda así lecturas únicas.

También está la posibilidad de la lectura del Consejo de “Una Voz” de las ballenas y los delfines ofreciendo al buscador mensajes para que escuche a su propia guía interior y para que encuentre la sintonía con las amorosas vibraciones de las ballenas y de los delfines. La mayoría de la gente que siente una gran afinidad con sus hermanos y hermanas las ballenas y los delfines lo hacen debido a su conexión cercana durante las antiguas épocas de Lemuria.

Otra lectura de la Trama de las Diosas Lemurianas, se enfoca en la enseñanza de cómo en-tretejer un nuevo tipo de equilibrio en la vida cotidiana de uno mismo, yendo más allá del equilibrio de las energías del yin y yang. Este equilibrio en la Luz de las Diosas es invaluable tanto para hombres y mujeres que despiertan a los aspectos del yo divino dentro del propio Ser. Ambas lecturas son hechas por Lori Domínguez, con cartas lemurianas y traídas a la conciencia por medio del Maestro Kirael.

También era posible conseguir una canalización con el Maestro Hesterectoramus – llamado Héctor por su canal, Stacie T. Lau. Bajo la guía de su padre, Kahu Fred Sterling, ella comenzó escri-biendo la sabiduría de Héctor. Después de meses de escritura automática, el Maestro Kirael – guía no físico de la Séptima Dimensión – ha comenzado sus propias canalizaciones del Guía Hesterecto-ramus de la Sexta Dimensión.

Por ahora Stacie es un canal consciente, pero ella cree que va a llegar el día en el que le seguirá los pasos al padre, el cual es un médium en trance para el poderoso patrón energético cono-cido como Kirael.

Además, el asistente de Kahu en aquel entonces, David Bower brindaba lecturas sobre la herencia de los duendes, ya que los mismos están grandemente relacionados con toda la vida de Lemuria. Según comenta David, una vez que uno despierta a la plenitud del pasado Lemuriano de uno, lo más probable es que sienta la necesidad de explorar una fuente más antigua de la sabiduría de su alma – su experiencia en el reino de los Duendes.

Se está produciendo un milagroso despertar de los Duendes en el planeta y David le ayuda a uno a iniciar el proceso para la reconexión con la verdad de los Duendes.

Tal como se podrán imaginar, yo me anoté para todas las lecturas ya que mi interés era aprender lo más que podía, sin tener siquiera una noción de que forma esto iba a cambiar mi vida.

Saben, en realidad no sé bien como contar todo esto ya que por un lado hice informes envia-dos separadamente a la red sobre los principales eventos, pero me dijeron que el libro tiene que ser escrito en forma amena y no como un tipo diario, así que tendré que ver de combinar las dos cosas, para no dejar de contar cosas de importancia.

Incluso, a pesar de haberme ya desnudado bastante en los informes que he enviado, ahora todavía agregaré más detalles de la forma en la que se ha producido esta Historia de la Transforma-ción, porque ahora, vistos incluso a la distancia de un año, todos esos eventos, incluso chicos, tenían que ver en el despertar de Anita y en su carrera acelerada para poder seguirle el ritmo a Alexiis.

En mi vida como Anita nunca pensé que podía haber algo más, o sea que había crecido con un tremendo complejo de inferioridad, lo cual en parte se debió a todo el ajetreo de mi infancia y que siempre se me exigía más, de acuerdo a mi edad, de lo que realmente sabía o podía rendir. Un ejem-plo de ello es que toda la primaria incluso medio año comercial, lo hice en 3 años, ya que en cada clase solamente podía estar un corto tiempo y luego otra vez me metían en las clases de acuerdo a mi edad pero no de lo que había aprendido.

Ahora toda mi vida he tenido una característica, que he sido luchadora, que si se me exigía algo, aunque estuviese por encima de mis conocimientos, de alguna forma me las ingeniaba para cumplir y hacer lo que se requería. Esto siguió así durante toda mi vida profesional en la cual he sido secretaria de gerencia de empresas multinacionales, de 3 idiomas o sea, castellano, inglés y alemán, pero salvo en la última parte de mi vida de empleada ningún jefe se dio cuenta que yo nunca había aprendido a escribir alemán, me las ingenié con un diccionario ortográfico y con el oído.

Igual situación la he vivido cuando luego de dejar el empleo fijo, por querer estar un poco más en mi casa con mis hijas, comencé a trabajar de traductora en una agencia por hora, y como ahí las traducciones me las llevaba a casa, nadie se daba cuenta que tenía que usar el diccionario, o si era del alemán me ayudaba mi esposo.

Todo esto me marcó profundamente como que siempre aparentaba ser alguien pero profun-damente en mi interior sabía que no lo era. Lo mismo pasó cuando comencé a dar clases de metafí-sica, yo no lo quise hacer, pero mi profesor me insistía diciendo que era mi destino. Entonces para salir del paso extractaba de los libros que leí lo que me parecía importante y luego lo escribía a máquina y se lo leía a mis alumnos, ya que hubiera sido imposible hablar durante una hora sobre metafísica. Hoy puedo hablar durante días.

En aquel entonces la forma de leer las clases me ayudó a mi misma afianzando mi conoci-miento, pero estaba algo preocupada por mi forma tan diferente de enseñar, hasta que un día leí que un antiguo maestro decía que si a un alumno se le leía el material, la enseñanza le entraba por el oído, si después leían las fotocopias que les daba les entraba por la vista, prendía un sahumerio, se incluía el sentido del olfato y al hacer el trabajo con el “mala” o sea el rosario hindú, la enseñanza entraba por el tacto. Me faltaba un solo sentido, el gusto y ahí ponía agua a energizar y servía una copita de esa agua. Entonces tenía los cinco sentidos presentes en la enseñanza.

Con el paso de los años me fui afianzando en mi conocimiento de metafísica, ángeles, etc. y eso por primera vez me dio algo de seguridad, y participaba en todo curso posible para seguir aprendiendo más y más.